Lo que dejo

Una manta azul bordada. Una piedra bruñida.

Los huesos del perro de los vecinos.

Una botella de plástico, una muñeca de retazos.

Galletas saladas, zapatos de bebé. Una pulsera sin nombre.

El sonido de mi voz murmurada en la noche.

Mis gritos cortantes, los platos rotos,

la luz de noche, puñado de globos.

El edredón desgarrado, las paredes destrozadas.

El billete de lotería de dos pesos.

La tarjeta de cumpleaños hecha a mano,

la barra de jabón de almendras,

una cuerda con la cual ahorcarte.

El brillo de dos velas en un pastel.

Mis facturas: gas, alcantarillado, electricidad.

Todas vencidas y con multas.

Las calles lamidas por la lluvia que caminé para nada.

El brillo de mis faros pintando nieve.

El aire, libre de mi colonia agria.

Una cuna silenciosa. Una habitación vacía.

Daniel Ulibarri

Amante del humo, la gasolina, los químicos y preservantes. Quienes abriguen escrúpulos de moralina, se encierren en sus 'tiquismiquis' de conciencia y provincialismos santurrones, favor dejen de lado estos renglones ahora mismo.

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