Nacer, vivir y morir
Nací... Viví... Morí... Eso fue todo.
Y aun esas palabras pueden quedar reducidas a una sola: viví.
Porque nacer y morir son parte de la vida. No son el principio y el final de la vida, ahora lo sé, sino sólo un momento del vivir.
Nacer es morir a una vida anterior: la que vivimos en el seno de la madre.
Morir es nacer a nueva vida en un seno que no recordamos, como no recordamos el seno materno, pero en el cual ya hemos estado antes.
Nacer es empezar a morir. Eso es muy cierto: lo saben hasta los filósofos.
Pero morir es también empezar a nacer. Para saber eso no hace falta filosofía: hace falta esperanza.
Y la esperanza es más bella que todas las sabidurías. Y es, también, más verdadera.
Así dice la voz callada de mi tumba.
La he escuchado, y a todas partes va conmigo el sonido de esa voz.