Mano con mano

Entiendo que aquellas manos que ya no creen nada se ahogan en aguas muy pesadas, como acordes vacíos en medio de la nada.

Como pies en la ventana esperando la caída desalmada; porque cada pieza de tu alma parece entonces una puerta cerrada.

Pero cuando los puños se cierren y te caigan injustificados, pondré yo mis mejillas para recibir cada golpe despiadado.

Mas si nada es sagrado y aún sientes el abandono del pasado, limpiaré cada gota o me desangraré a tu lado.

Aún si nuestros rastros parezcan estar separados, que un motor no gira y el otro sigue apagado, permaneceremos firmes… mano con mano.

Daniel Ulibarri

Amante del humo, la gasolina, los químicos y preservantes. Quienes abriguen escrúpulos de moralina, se encierren en sus 'tiquismiquis' de conciencia y provincialismos santurrones, favor dejen de lado estos renglones ahora mismo.

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