Mi última cena
Casi puedo saborear la matequilla.
El gusto y el olfato son los sentidos más antiguos
Y los más cercanos al centro de la mente.
Son las partes que preceden a la compasión
Y a la moralidad.
Juegan en el domo de nuestros cráneos
Como milagros que iluminan la bóveda de una iglesia.
Las ceremonias, las visiones y las diversas cenas
pueden ser más cautivadoras que el teatro.
Nunca pregunto quê hay para cenar.
Estropearía la sorpresa y no suelo rendirme al lamento.
Pero siento abandonar la mesa.
Me habría gustado enseñarles mis apetitos,
Pero esta sopa no está muy buena.
Infusiones de perejil y tomillo;
Más para su bien que para el mío.
Estaré debajo de la mesa.