Diógenes el Cínico entró en la casa de Platón.
Iba descalzo, y llevaba los pies llenos de lodo.
Con ellos empezó a ensuciar el mármol de las habitaciones.
–¿Qué hacés? -le preguntó Platón, sereno.
Respondió, insolente, Diógenes.
–Piso la soberbia de Platón.
Le contestó el maestro:
–Pisás la soberbia de Platón. ¿Cuándo pisarás la soberbia de Diógenes?
Soberbia es, en efecto, tildar a otro de soberbio. Lo mejor en el trato con el prójimo es practicar siempre esa humilde virtud llamada la humildad.