
Sin equipaje
Para viajar sin equipaje, duermo en el tren
en un banco de madera dura,
olvido a mi tierra natal,
emergen de mi ser pequeñas estaciones
cuando un cielo gris se levanta
y los barcos de pesca se dirigen al mar.
La eternidad no viaja, la eternidad espera.
En un puerto pesquero sólo las gaviotas
son parlanchinas.
Un gato negro sale a recibirme
como si dijera, miráme
y no una antigua iglesia románica.
Estoy vivo.
La materialidad del mundo al amanecer.
y la fragilidad del alma.
Compartir:
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Reddit (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Más


Entradas Relacionadas

Abuso, la religión y ficción: de palabras a la acción
abril 29, 2022
Hola
noviembre 3, 2020