ShareTweetPin ItShare En la vigilia buscamos las huellas, el paso de la gente y los caballos, con piernas que lloran al permanecer quietas. Los ruidos de antes, dicen, no se van. De ellos quedan ecos en las cuevas del monte en el follaje de los árboles, en el corazón del bosque. Entre las piedras del arroyo permanecen años. Pero soplará el viento fuerte y florecerá aquel llanto. Que los ruidos que se oigan sean de tiempos de cambio. Que nunca cese el grito. Que venga la revolución… Compartir:TweetCompartir en TumblrWhatsAppCorreo electrónicoMásImprimirPocketTelegramMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado ShareTweetPin ItShare