
Rendición
Si yo hablara por los muertos,
dejaría este animal de mi cuerpo.
Debo escribir el mismo poema una y otra vez,
porque una página vacía es bandera de rendición.
Si hablo por ellos, debo caminar al borde
de mí mismo, debo vivir como un ciego que
corre por cuartos sin tocar los muebles.
Si. Estoy vivo y puedo cruzar las calles,
preguntar “¿qué año es?”, bailar en sueños
y reírme enfrente del espejo.
Incluso el sueño es una oración, Señor.
Alabaré tu locura en un idioma que no es el mío,
hablaré de música que nos despierta,
música que nos mueve.
Puesto que lo que yo diga sería siempre
una especie de petición y son los días
más oscuros los que yo debo alabar.
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