
Remolino
El niño perdió su remolino de colores.
Se afligió, pues en esos días era su juguete favorito.
Lo buscó en su cuarto sin hallarlo.
Por toda la casa lo buscó y no dio con él.
Fue a buscarlo en el jardín. Su búsqueda fue inútil.
Lleno de lágrimas fue con su padre y le contó lo que le sucedía: no hallaba su remolino.
El padre lo reprendió, severo.
Le dijo:
–Tenés que llorar solamente por cosas importantes.
Avergonzado el pequeño se enjugó el llanto y continuó buscando.
Ese mismo día, en cierto remoto país, un rey perdió su trono.
Llorando se puso de rodillas y le pidió a Dios que le ayudara a recobrarlo.
Le dijo el Señor:
–Ahora no puedo. Tengo un asunto más importante que atender. Debo ayudar a un niño a encontrar su remolino.
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One Comment
ordenydecadencia
¡Prioridades son prioridades, sin duda!