
Porritas
Porritas llevó a su esposa Doña Gorgona a conocer el Cochibamba, cabaret de moda que ella siempre había querido conocer.
“Oh no, mujer -se azaró el señor Porritas-. Jamás he estado en ese sitio, pero según he oído es un antro de muy mala muerte y de peor vida, un infecto tugurio donde toda inmoralidad tiene su asiento y toda truhanería hace su habitación. Una señora casada como vos nada tiene que hacer en un lugar así”.
Replicó doña Gorgona:
“Todas mis amigas han ido a ese centro de espectáculos, y me dicen que se divirtieron mucho. Yo también quiero ir”.
Cualquier marido sabe que cuando una esposa se propone algo siempre lo consigue: no hay hombre que resista el sutil poderío de su mujer, si el tal hombre tiene el alma en su almario y es además un caballero.
Así el señor Porritas acabó cediendo a las repetidas instancias de su cónyuge y accedió por fin a ir con ella al famoso Cochibamba, cabaret de moda.
Llegados que fueron al lugar el portero se llevó la mano al sombrero de copa que lucía como parte de su atuendo y saludó con evidente familiaridad al recién llegado:
“Buenas noches, señor Porritas”.
Doña Gorgona se atufó.
“¿No me dijiste que nunca has venido a este lugar?”.
“Y no he venido nunca -aseguró él-. Oíste mal. El portero dijo ‘Señor Borritas'”.
El capitán de meseros acudió a recibir a la pareja.
“Qué gusto verlo, señor Porritas” -se inclinó ceremonioso.
Otra vez doña Gorgona se encrespó:
“Veo que te conoce. ¿Y decís que no has venido aquí?”.
“Te repito que jamás he estado -reiteró el señor Porritas-. El hombre es mi cliente desde hace algunos años. No sabía que trabajaba aquí”.
Vino el mesero a levantarles la orden.
“Hola, señor Porritas -dijo amistosamente-. ¿Otra vez por aquí?”.
Subió de tono la indignación de la señora:
“¿Y todavía te atrevés a decir que no has venido a este cuchitril? ¡Sos un mentiroso!”.
“Te he dicho la verdad, mujer -protestó el señor Porritas-. Seguramente el capitán le dio mi nombre al camarero, y éste me dijo lo mismo que les dice a todos”.
En eso se apagaron las luces del local y un reflector iluminó el escenario.
Apareció el maestro de ceremonias, de smoking, bigotito teñido, zapatos de charol y cabello engominado.
“Buenas noches, señoras y señores -dijo con engolado acento-. Les damos la bienvenida al Cochibamba, el lugar donde cada noche se da cita la buena sociedad. Voy a pedirles un aplauso para alguien cuya presencia nos honra y engalana siempre: ¡el señor Porritas!”.
Sonaron las palmas y se oyeron gritos de los asistentes:
“¡Quihubo, Porritas!”.
“¡Bravo, Porritas!”.
“¿Cómo estás, Porritas?”.
El señor se aturrulló.
“No sé de qué se trata esto -le dijo confuso a su iracunda esposa-. Será una broma que le hacen a los que vienen por primera vez al cabaret”.
En eso salieron las coristas bailando un son morucho cuyo estribillo decía:
“¡Qué bonitas! ¡Qué bonitas!”.
De pronto se volvieron de espaldas, se agacharon, mostraron el derrière y gritaron desfachatadamente:
“¿De quén chon estas nalguitas?”.
Respondieron ellas mismas:
“¡Del señor Porritas!”, a coro con los hombres de la orquesta, los meseros, los asistentes todos y los taxistas que esperaban fuera.
Entonces sí ya no se pudo contener doña Gorgona.
Se levantó de la silla y empezó a darle a su casquivano marido fuertes golpes con su bolso ante la risa de la concurrencia.
Colorado como un tomate salió a trompicones el señor Porritas seguido de su fiera consorte, que hecha una furia le daba de bolsazos una y otra vez.
Vio aquello el portero y comentó meneando la cabeza:
“Esta noche sí que le salió brava la mujer, señor Porritas”
Compartir:
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Reddit (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Más


Entradas Relacionadas

Un pájaro azul
septiembre 29, 2020
Bone
abril 19, 2022