Un perro se convirtió en hombre.
El filósofo, a pesar de ser filósofo, se sorprendió.
Una gata se convirtió en mujer.
El filósofo, quizá por ser filósofo, no se sorprendió.
El perro vio a su amo y exclamó:
–¡Dios mío!
El gato lo oyó y preguntó:
–¿Me llamabas?
Un perro llegó al Cielo. Le dijo el portero celestial:
–Estás en tu casa.
Un gato llegó al Cielo. Le dijo al portero celestial:
–Estás en Mi casa.