Despertá, saludá al sol y rezá.
Quemá cedro, herbí dulce, salvia…
Hierbas sagradas para honrar
las vidas que nos han dado,
porque hemos sido dotados
de estos caminos desde
el principio de los tiempos.
Recordá, cuando entrés en la arena de tu vida,
pensá en aquellos que están a tu lado,
junto a vos y con vos.
Tus antepasados siempre están de tu lado,
junto con su gente.
Cuando llegamos a este mundo
nacemos con hambre,
nuestros espíritus anhelan
que vivamos nuestras tradiciones
que se han transmitido de generación a generación.
Oración, ceremonia, danza, lenguaje:
nuestra forma de ser.
Nunca olvidés que te pusieron
en esta tierra por una razón:
honrar a tus antepasados.
Sé siempre un buen pariente.