
De luz y oscuridad
Pareciera que de lo único que hablamos es de luz
—que haya luz, entonces hubo luz, qué buena luz
—pero el amanecer puede ser lo más oscuro.
Tantas horas entre del día retroceden y lo que
reconocemos como la mañana es un sol que se crespa
como una ola que nunca se rompe sobre nosotros
—como si la luz fuera protectora y todopoderosa,
como si pudiese iluminar corazones apagados,
y tantos cuerpos rotos en un día como hoy.
Como si el amanecer solucionara todo,
como si el peligro no se atreviese a aparecer.
Hablamos tanto de luz que tanto nos olvidamos
del valor de la buena y absoluta oscuridad…
Pues no hay momento más oscuro en esta vida
que el triste comienzo de un nuevo día.
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