El fregadero de la cocina ha estado obstruido durante días,
probablemente algún utensilio se cayó allí.
Y el drenaje no funciona pero huele peligroso,
y los platos crujientes se han amontonado
esperando al plomero que todavía no he llamado.
Este es el día a día del que hablo.
Es verano de nuevo: el cielo azul profundo y testarudo,
la luz del sol entra a raudales
por las ventanas abiertas de la sala de estar
debido al calor de aquí que no puedo aguantar.
Más lo aguanto. Ayer, hoy y hasta que el cuerpo mande.
Desde hace semanas, vengo pensando…
conduciendo o recogiendo los víveres
de la bolsa que se me rompió en la calle:
esto es lo que hacen los vivos.
Y ayer, apresurándome por esos ladrillos tambaleantes
en la grieta de la estrecha acera, derramando mi gaseosa por mi muñeca,
lo volví a pensar,
y luego, al comprarme un cepillo para el cabello
que ya no me peino:
esto es lo que hacen los vivos.
Estacionar. Cerrar la puerta del carro a golpes.
Recordar lo que alguna vez fue ese anhelo.
Eso que quisimos y a lo que finalmente renunciamos.
Pedir alegría mientras aguantamos la tristeza…
Queremos a quien llama o no llama,
una carta, un beso, queremos más y más
y luego más.
Pero hay momentos, caminando,
cuando me veo en el cristal de la ventana,
digamos la ventana de la tienda de videos de la esquina que cerró,
y siento un aprecio tan profundo por mi propio cabello revuelto,
por mi cara magullada, mis muñecas pegajosas
y este abrigo desabotonado…
me quedo sin palabras.
Estoy viviendo, supongo.
Y es así como quiero ser recordado.
Daniel Ulibarri
Actor, locutor, escritor y productor creativo costarricense con 20 años de experiencia en medios de comunicación costarricenses.