
La sonrisa de Don Juan
Al final de su vida don Juan mostraba siempre una sonrisa que le daba luz, y que también daba luz a los demás.
Alguien le preguntó, intrigado:
–¿Por qué sonreís así? No tenés bienes de fortuna. Ni en fincas ni en dineros eres rico. Vivís solo, y padecés achaques corporales y del alma.
¿Por qué, entonces, sonreís igual que si estuvieras en plena posesión de la felicidad?
Respondió el gran amante:
–Es cierto lo que decís: no soy rico; no gozo de compañía alguna, y mi salud ya no es cabal. Pero algo tengo en abundancia, y eso es lo que me hace sonreír: tengo recuerdos.
Al decir eso don Juan sonreía, y su sonrisa era una luz que iluminaba su vida y la de los demás.
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