Anoche vi o soñé la guerra que viene o ya fue…
y la parte que llevo conmigo hoy
fue el cuadro impactante
de una línea de 20 soldados cegados
siendo dirigidos, en una sola fila,
lejos de una nube amarilla de gas.
Eso debe ser lo que cuenta por el brillo de esta mañana
la luz del sol cubrió todo
desde las palmas reales
hasta los toldos de las tiendas,
desde el automóvil azul en la acera
hasta una flor violeta trepando una valla,
un don de la vista tras otro.
No pude ver sus caras vendadas
pero cada hombre tenía una mano descansando
sobre el hombro del hombre frente a él
para que cada hombre guiara y fuera guiado al mismo tiempo,
y al mismo ritmo, dado el unísono de sus pequeños
y cautelosos pasos
en un país que dice no tener ejército.