
Familia
Nací en una familia envuelta en el fondo
de pantalla de dos mundos,
tamborileando la desaparición del otro.
Mi voz se convirtió en un impulso
de guerras de sangres azules, rojas y blancas.
Corrí entre humedad y desiertos.
Me desperté de una pesadilla
de saliva y bilis donde mi abuelo
pediá robar mis huellas en la nieve.
La tierra se agitó y rebosó con truenos,
granizo y serpientes de viento todas sus heladas
profundidades en perverso renacimiento;
la oscuridad se astilló y ladró mi canción de vida:
una fábula, un cuervo con el pie en la boca,
un niño arrojado del nido arañando para cubrirse
entre sus pañales al ver la casa cambiar de cara.
Las paredes se inclinaron hacia abajo con el peso
de cabezas vendadas con olores a whisky,
ginebra, vino y cerveza.
Nuestras vidas, constantes aullidos
tan andrajosos como mis botas golpeando el
pavimento de la tierra helada por
lágrimas de cristales cortejando el dolor
como un amante habla con un grillo.
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