
El pobre
Hay un cambio, y yo el pobre.
Tu amor fue, no hace mucho tiempo
una fuente en la puerta de mi amado corazón,
cuyo único negocio era fluir.
Y fluí así; sin protegerme
de mi propia generosidad, mi necesidad.
¡Qué momentos felices conté!
¡Bendita fue entonces toda la dicha de mi saliva!
Ahora, por esa fuente consagrada
se amor murmurante, chispeante, vivo,
¿qué tengo? ¿Me atreveré a contarlo?
Un pozo sin consuelo y escondido.
Un pozo de amor, puede ser profundo,
confío en que lo es, y nunca se secará:
¿Lo que importa? si las aguas duermen
en el silencio y la oscuridad.
—Tal cambio, y en la misma puerta
de mi tierno corazón, me ha hecho pobre.
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