Está la Tierra. Amatista. Cerezas en celo.
Árboles babeando azúcar.
Canciones azules en la medianoche.
Y ¿cuál cielo?
¿Ese reino totalizado por el toque de un dios tímido?
¿Dónde empezó el verde y comenzó el río?
Si todo padre lo dice: primero te esclavizás
y temblás y te descascarás y morís
y morís por la puerta trasera del cielo
para soltarse ante la mota doblada de vos.
Mentiras. Sin puertas, sin filas.
Mirá a la derecha: los míos y yo nos besamos vivos, reverdeciendo.
Acurrúquense y repiquen contra nosotros, porque el río nace aquí.