El doctor Ken Hosanna llegó a su domicilio y encontró a su esposa en trance de refocilación con un sujeto.
Sin perder la compostura el facultativo le dijo a la señora:
«Estoy seguro de que esto no viene en el libro Qué hacer mientras llega el médico».
El Titanic se iba a hundir, y el capitán Smith informó por el altavoz a los aterrorizados viajeros:
«No tenemos suficientes botes salvavidas. Subirán primero a ellos los pasajeros que tienen boleto con el sistema ‘Viaje ahora y pague después’. En seguida podrán subir las mujeres y los niños».
Un estrafalario tipo llegó a un pub irlandés y puso en el mostrador del bar un pulpo.
Anunció a la concurrencia:
«Este pulpo que ven tiene un asombroso talento musical. Es capaz de tocar todos los instrumentos».
Para probar su aserto lo llevó a donde estaba el piano del local.
El cefalópodo tocó a la perfección Para Elisa, de Beethoven.
Luego le entregó un violín.
El pulpo interpretó con maestría varios Caprichos de Paganini.
Luego, en el acordeón, regaló a los presentes la melodía Sous les toits de Paris.
Con igual pericia tocó luego la trompeta, el clarinete, la flauta, el oboe y el saxofón.
«Asombroso –reconoció Patrick O’Patrick, el propietario del pub. Pero tengo aquí un instrumento que, apuesto doble contra sencillo, el pulpo no podrá tocar».
Y así diciendo puso ante el octópodo una gaita.
El pulpo empezó a palparla con sus tentáculos, pero sin sacar de ella sonido alguno.
«¿Lo ve? -exclamó con acento de triunfo el cantinero dirigiéndose al extravagante tipo-. No sabe tocar la gaita».
«La tocará -dijo el sujeto- cuando acabe de convencerse de que no es un pulpo hembra».
Llegó el día en que se iba a casar Flordelisia, la hermana mayor de Pepito.
El chiquillo le preguntó a su mamá:
«Mami: ¿qué le va hacer el novio de Flordelisa hoy en la noche?».
La señora, ocupada como estaba, no dio respuesta a la pregunta.
Pepito volvió a preguntar lo mismo una y otra vez.
La madre, exasperada, le propinó un par de nalgadas y le dijo:
«Esto es lo que le va a hacer su novio a Flordelisia».
Dolido por las palmadas Pepito fue con su hermana y le dijo:
«Hermanita: hoy en la noche tené mucho cuidado con tus nalgas».