Valor cívico

Acaso una de las maneras de medir la vida es por la cantidad de veces que se nos es dado hacer algo.

La cantidad de pasos por andar, por ejemplo. Las veces que tendremos la fortuna de mirar la luna.

Pensamos en nuestro tiempo limitado, en si es verdad que tenemos una "suma de veces", una "cifra de pasos" que nos fue otorgada.

Nuestro tiempo coincide con el de quienes nos rodean: vivimos arropados por nuestra generación y eso es parte de nuestra identidad como lo es el idioma o la nacionalidad.

En Costa Rica abunda la gente buena. Pero a veces la intransigente defensa de nuestros valores individuales rompe el más importante que tenemos como sociedades: la solidaridad.

¿La solidaridad con quién? Con nuestros pares sociales de cualquier condición económica, educativa y laboral, con nuestros vecinos.

Sin embargo, quien recibe dinero público (y con mayor razón quien lo maneja) debe estar bajo un escrutinio social constante. Aquí no puede haber solidaridad por tal razón. 

Nuestros recursos económicos están destinados a que nuestro Estado funcione como se debe y bajo el gasto más austero. Palpamos lo contrario.

Por eso cuando un Gobierno hace llamados a la solidaridad en medio de una impunidad voraz el llamado parece ser a avalar ese estado de las cosas.

Sorprenden quienes llaman a "no exigir" cuentas a los mandatarios, sino a "proponer".

¿Llamados a mirar hacia adelante? Perfecto. 

Pero sin impunidad: que se aplique la ley para todos y no sólo para unos cuantos. Cuando se avanza se cierran círculos. La impunidad nos impide cerrarlos.

Tal exigencia tiene muchas maneras de llevarse a cabo. Puede ser por medio de manifestaciones colectivas, opiniones individuales, participación académica o colegiada, organización vecinal, liderazgo empresarial.

Debería ser posible por medio de la representatividad política, pero aquí el desencanto es muy grave. La vía individual es la actitud crítica permanente.

La armonía no se logra sin respaldar el marco jurídico.

Por no exigir cuentas el derecho no se aplica, la impunidad nos anega y leemos declaraciones políticas propias de cuentos de humor negro.

Aquí otro valor, el marco jurídico.

Y ése es el único dogmático por definición: la ley es dura, pero es la ley, y su cumplimiento debe ser irrestricto para garantizar la paz social. No hay paz sin justicia y, por lo tanto, no hay armonía.

Debemos velar por ese cumplimiento (de ahí la "exigencia") y solidarizarnos con nuestros vecinos, amigos y conocidos que padecen, como nosotros, esta ominosa ridiculización de nuestras leyes.

Quien "exige cuentas" ya está proponiendo: que se aplique el Estado de Derecho y, si no es posible, que se reconozca y se tomen las medidas pertinentes para solucionarlo.

El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo.

Quien tiene coraje cívico no tiene que llevar siempre la razón, pero si no hay personas con ese coraje, la libertad se echa a perder.

Tan sencillo como esto: hace falta coraje para formarse un juicio propio y ponerlo en práctica.

Una sociedad que cree que con votar y pagar impuestos ya cumplió está destinada a ser abusada.

El coraje cívico y la presión ciudadana dentro del marco jurídico pueden lograr muchas cosas.

Costa Rica se construye entre todos: la democracia no sólo es electoral. Es un asunto de conciencia individual, de solidaridad con los demás y de escrutinio a nuestro gobierno.

Estos tres valores pueden ser una buena luz ante tanta oscuridad.

No sabemos cuántos pasos más nos queden por dar sobre la Tierra, cuántas miradas soñadoras a la luna. Y los recientes sucesos alrededor del mundo, como el autoritarismo, nos recuerdan esa fragilidad.

No sabemos cómo será nuestro último momento, pero deseamos que sea pleno de recuerdos maravillosos, y aunque quizá sólo recordemos la dicha cuando nos hayamos ido (si es que tal cosa es posible), tenemos derecho a que ese momento no sea en manos de malhechores.

Daniel Ulibarri

Amante del humo, la gasolina, los químicos y preservantes. Quienes abriguen escrúpulos de moralina, se encierren en sus 'tiquismiquis' de conciencia y provincialismos santurrones, favor dejen de lado estos renglones ahora mismo.

https://danulitio.com
Anterior
Anterior

Malas hierbas

Siguiente
Siguiente

Amor