Envenenado
No todas las habitaciones del espacio son agradables, luminosas y brillantes.
En las bóvedas de mi corazón y cerebro, el peligro acecha.
Hay agujeros en el flujo de mi mente.
En los pocos segundos de sueño que logro conciliar lo único que veo es la oscuridad que revolotea tras mis párpados.
Las sombras son insidiosas sobre mi nariz y dentro de mis oídos.
Me siento envenenado.