Cotizaciones de vida

La nuestra no es una cultura reflexiva.

La mayoría de las veces decidimos las cosas críticas

mirando al suelo de linóleo de un pasillo institucional.

O susurrando a toda prisa en una sala de estar con

un televisor disparando tonterías.

Nunca levantamos la mirada a los cerros.

Asignamos un momento a la decisión,

para dignificar el proceso como resultado oportuno

del pensamiento racional y consciente.

Pero las decisiones se toman de sentimientos amasados;

son más a menudo un bulto que una suma.

Hay una emoción común que todos reconocemos

y que aún no hemos nombrado:

la feliz anticipación de poder sentir desprecio.

La traición y el perdón se ven mejor como algo parecido a enamorarse.

La tragedia no es morir, sino desperdiciarse.

Es difícil y feo saber que alguien puede entenderte sin siquiera quererte.

Cuando la vida se vuelva enloquecedoramente educada, piensa en mí.

Daniel Ulibarri

Amante del humo, la gasolina, los químicos y preservantes. Quienes abriguen escrúpulos de moralina, se encierren en sus 'tiquismiquis' de conciencia y provincialismos santurrones, favor dejen de lado estos renglones ahora mismo.

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