La vista desde afuera
Pino, desierto, roca roja y luego álamo.
Viajando de vuelta hacia el este, el rocío brilla por la buena carretera,
La vista desde el camino te absolverá como el bosque oscuro, sombrío de nostalgia.
Noches desprotegidas , el bosque está golpeando.
Nostalgias de un maníaco suelto que se tambalea a través de los arroyos fríos.
El heráldico que grita tonterías.
Nombres de niños, lugares, poetas muertos.
Desde el auto, los paisajes retroceden momentáneamente.
Los árboles son una sala de movimiento dulce, razonable y rápido.
Así es como llego a casa.
Una caída, las vacas lentas y las colinas verdes.
El césped rico como con el exceso de leche, las crestas brillantes se acercan.
Luego, llego allí, en algún lugar de la tablilla de los pueblos pequeños.
Fútbol, taberna, iglesia…
El anochecer, lo encuentro de pie en las hojas amontonadas por la acera.
Temblando, se voltea, la cara blanca como el cielo para verme.
Siempre en suspenso.