
Colmillo
La noche come color.
Los ramos de flores pierden sus adornos falsos.
El día cae en las hojas como un pez brillante y lucha, como el barro humilde.
Los sueños y los árboles sin forma se nutren fuera de la desesperación arrugada y ridícula.
El espacio que fue cortado hace cosquillas a las malas hierbas allí por sus pies.
Mis dedos manchados con alquitrán de cigarrillos acarician la oscuridad que se retuerce.
Y entonces avanzo…
Sobresaliendo, rebelándome contra los labios, mi colmillo largo, puntiagudo y malogrado es evidente.
A pesar de mis torpes intentos por ocultarlo, he decidido exponerlo en nombre de miradas robadas.
En rostros sonrojados, atravieso almas eternas y lo empujo profundamente en la base de hermosos cuellos audaces.
Muerdo el labio inferior, sonrojando las calles con hechizos sexuales.
Con dientes en perfecta alineación, la odontología y sus milagros, vuelve mi rostro diabólico y hermoso.
Entrecerrando sus ojos, robo miradas inocentes que ruegan por mi descaro e indecencia eterna.
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