
Canción de la mañana
El amor te dio marcha
como un gordo reloj de oro.
La comadre te dio
una palmada en las suelas
y tu llanto calvo
ocupó su lugar
entre los elementos.
Nuestras voces resuenan
magnificando tu llegada.
Nueva estatua.
En un museo con
corrientes de aire,
tu desnudez sombra
nuestra seguridad.
Nos quedamos
sin comprender
pintados como las paredes.
Ya no está tu madre
Que la nube que destila en
un espejo refleja su plenitud
en la mano del viento…
Toda la noche
tu aliento de polilla
Parpadea entre
las planas rosas rosadas.
Me despierto para escuchar:
Un mar lejano
se asoma en mi oído.
Un grito, y el tropiezo de la cama,
pesado como una vaca y floral
En mi camisón victoriano.
Tu boca se abre limpia
como la de un gato.
El cuadrado de la ventana
Blanquea y se traga
sus estrellas apagadas.
Y ahora lo intentás
Tu puñado de notas;
Las vocales claras
se elevan como globos.
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